domingo, 8 de julio de 2012

De patanes, cabrones y galanes.



Malditos. Perros. Sin sentimientos. Sin corazón.


Así nos describen algunas mujeres, a los patanes como nosotros, a los hombres que las hieren.


El hecho de ser un "patán" no significa que no te puedas enamorar, que no puedas siquiera pensar, por un minuto, que encontraste la sonrisa mas hermosa del mundo. No significa que no puedes sentir. Yo sólo quiero pedir, que aunque sea por un día, llegue ese "alguien", que me haga sentir lo que ninguna de las demás puede lograr.


Amor, paciencia absoluta que te asecha. ¿Enamorarse? Perfecto acertijo, hay que superarte. Sentimientos, locas emociones, hay que tratar de evitar todos estos. Rabia, ausente entre los cuerpos, no hace falta. Eternidad, no puedes mencionarla, sólo porque sea tu voluntad.


Así que, cuando seas un "patán", "cabrón" o "galán", como quieras llamarte, siempre recuerda no enamorarte, separa el capricho del amor, que es todo un arte. Sale gratis soñar, pero no se te ocurra pensar, ni siquiera se te ocurra indagar, que en algún momento, te puedes enamorar.


Si lo que quieres es pasarla bien, olvídate del amor, evita las sustancias de color, dile a esa chica que no llame ni por error. Evita las tentaciones, no la cojas si no traes condones, no prometas eternos amores.


Lamentablemente, siempre hay una maldita para cada cabrón. Siempre te vas a enamorar, y de tu propia medicina vas a probar. Ya te va a tocar, amigo, puede ser en un mes o mañana, quizá hoy mismo.


Me viste, me acerqué, nos saludamos y en mis pensamientos nos besamos. Tú me elegiste a mi, entre tanta gente, y tu sonrisa no la sacaba ni por un segundo de mi mente. Platicamos y platicamos y yo ya no sabía ni que estaba pasando, y en silencio me decía a mi mismo "cuidado chavo, te estás enamorando". Pero no lo pensé, me dejé llevar, ¿cómo iba a saber yo que esto me iba a pasar?


La verdad no te voy a rogar, sólo voy a tranquilizarme, y mañana ni siquiera me voy a acordar. Pero al menos, por hoy, aunque sea sólo un pequeño rato, déjame pensarte, quererte y amarte, déjame llorarte bajo la lluvia, escuchar música triste y extrañarte. Déjame verte, sentirte y desearte, déjame por última vez besarte, que mañana, ni de broma voy a buscarte. Seguiré con mi vida de "galán", y me prometeré a mi mismo, que mientras esté en ese plan, jamás me voy a volver a enamorar.


Pero no me escuches, amor, estas son sólo las palabras de un corazón roto, el orgullo y la tristeza me hacen derramar estas lágrimas, que ya ni noto. Sólo me queda brindar por ti con una copa de vino, y si este no fue nuestro destino, ojalá que con alguien más encuentres el camino.

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