Un día desperté y me miré a mí mismo en el espejo, y pensé
en todas esas historias de amor que ves en las películas y lees e los libros, y
también pensé en todas esas parejas que he visto en la calle, y en que puede
que él o ella algún día les falle. Pensé en todas las parejas que acaban
divorciados hoy en día, pensé en el dicho aquel de “polos iguales se repelen”
mientras me vestía.
Salí a caminar y a comprar un café como de costumbre,
entonces mis pies anduvieron y pensé en cómo es que las personas el amor
descubren. Pensé en todas esa gente ofreciendo fuego con sus Zippo, en todos
esos hombres prestando sus abrigos, en todas esas risas que se producen al
momento de rosar los labios en un ombligo.
Fumé uno y otro cigarro, entonces pensé en el resplandor del
brillo de la luna en los ojos de los enamorados, y pensé en que quizá por
llevar siempre en tu corazón a alguien algún día todo se vuelve pesado. Pensé
en que algún día también quiero de la música bailar al compás, deseé con todas
mis fuerzas ser de alguien alguna vez su “estrella fugaz”.
Fui al cine a ver el último estreno y vi a varias parejas de
la mano, entonces pensé en si alguna vez todos ellos no se cansarían de
quererse demasiado, y me vinieron a la mente miles de recuerdos donde era yo
feliz cuando comíamos pizza, veíamos TV y
estaba siempre a tu lado. Y pensé en tu sonrisa, en tu pelo revuelto por
la brisa. Y nuevamente pensé en el dicho aquel de “polos iguales se repelen”
mientras extrañaba tanto tus caricias.
Caminé hasta una fuente de sodas, donde me compré dos
helados, uno para mí y otro para las ya muy grandes ganas de regresar a tu
lado. Y pensé en todos esos amores que juraron ser eternos, y también en cómo
eran nuestras vidas antes de conocernos. Pensé en todas esas canciones tan
bonitas tratando de por algunos ser olvidadas. Pensé en las mismas canciones
por muchas personas siendo sumamente amadas.
Llegué a casa después de un día sin sentimiento alguno, me
recosté en la cama y entonces comprendí todo este asunto.
“Polos iguales se repelen” es algo que la mayoría de la
gente dice porque lo escucharon algún día, sin embargo, no tienen ni la menor
idea de qué es lo que esto está trayendo a sus vidas.
Si los polos iguales se repelieran, no habría parejas que
como son diferentes, ceden a probar nuevas cosas con tal de complacer a su
novio o novia, pero que tarde o temprano se cansan de ceder y no satisfacer sus
necesidades al cien por ciento. Entonces comprendí.
No estoy diciendo que los polos opuestos no se atraigan, es
sólo que creo que se van destruyendo día con día, en cambio, los polos iguales
pueden encontrar nuevas formas de divertirse juntos, ya que a los dos les gusta
lo mismo, y hacer que su amor dure para toda la vida.
Entonces dormí, mis ojos se cerraron, en ese momento comencé
a soñar. Soñé contigo y conmigo, soñé que tal vez no nacimos para estar toda la
vida contiguos. Soñé que tal vez éramos polos completamente opuestos, de los
que se aman, pero no les dura toda la vida. Entonces comprendí que algún día
encontraría mi equivalente en polo, pero que ese día no sería no fue ni ayer,
ni hoy, ni contigo.
Nota: Esta entrada también fue publicada en la Edición de Julio de "Vas Que Vuelas" (página 30 y 31), la cual pueden leer aquí.