domingo, 3 de marzo de 2013

Ya eras mía.


Ay cariño. Vienes y me dices que celebramos un año de conocernos, como si no supieras que ya eras mía antes de todo esto, como si no supieras que ya te amaba incluso antes de que fuera nuestro tiempo, como si no supieras que andábamos aún sin andar desde el principio de lo nuestro.

Has sido mía desde el momento en que naciste, simplemente andabas de tontita paseando por otros campos, cuando siempre has sabido que perteneces aquí, a este jardín, donde te voy a plantar todos los besos que quieras, y a desenterrar hasta el más profundo secreto que escondes en ese hermoso cuerpo.

Porque cariño, fuiste mía desde el primer momento en que nos vimos, tanto tú como yo lo supimos, esa manera tan única en que siempre nos sentimos, porque amor mío, te recuerdo que yo soy tuyo, y tú eres mía, lo sé porque no sales de mi mente en todo el día, porque siempre que pienso en ti siento un chingo de alegría.

Lo sé porque ya eras mía antes de serlo, no porque te estuviera obligando, tampoco estoy diciendo que estuviésemos destinados, simplemente así nos tocó, ya éras mía y yo era tuyo, te encanta escucharlo y yo lo digo con todo orgullo, y amo que cuando me preguntan en algún lugar siempre digo, “mi corazón es suyo”.

Tal vez te canses de oírlo, pero yo jamás de repetirlo, así que no me vengas con que ya tenemos un año de conocernos, porque ya eras mía desde el principio de los tiempos; desde Adán y Eva, desde que se inventó la pizza, desde que diste tu primera risa, desde esa vez que sonreíste tan hermoso mientras tu cabello era movido por la brisa.

Ya eras mía. Ya era tuyo.
Cumplimos toda la vida de conocernos, y nos quedan muchas vidas más, así que vamos a necesitar estudiar arquitectura, para que podamos construir el más bonito “para siempre”, juntos por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario