A veces te amo, otras te odio. Algunas me encantas y otras quisiera quedarme yo solo. A veces te pienso y a veces te olvido. A veces te adoro y otras detesto que hables conmigo. A veces quisiera enseñarle al mundo lo feliz que soy contigo, pero la mayoría del tiempo, quiero ser envidioso y tenerte sólo para mí.
Amo y odio tantas cosas de ti, y tú me das tanto razones para amarte, como para odiarte.
Odio la forma en que me miras, porque automáticamente sabes que caigo rendido ante tu mirada.
Odio la forma en que a veces haces que me duelan los ojos por tanta luz que ilumina mi vida con tus sonrisas.
Odio tu cuerpo tan débil e indefenso, cuando te doy una brazo de esos de "nunca te voy a dejar ir", y tú mientras te asfixias, pero no nos soltamos.
Odio el hermoso tonito que hace tu corazón cuando estamos besándonos y lo siento latir hasta en mi pecho.
Odio compartir el mismo vaso contigo porque odio siempre andar buscando dónde pusiste tus labios, para también ahí poner los míos.
Odio llamarte tanto y ser feliz mientras reimos mucho, aunque siempre se me acaba el crédito del celular.
Odio que nunca me dejes elejir a dónde quiero ir porque tú siempre tienes muchas ideas muy divertidas que siempre terminan haciéndonos muy felices a ambos.
Odio tus visitas inesperadas con las que siempre de repente, de la sorpresa, me golpeo con algo, y siempre terminas haciéndome cariñitos y dándome besitos.
Odio que me extrañes mucho, porque yo siempre te extraño más.
Odio amar todo esto que odio de ti, odio que me hagas rimar, odio tanto nunca odiarte, odio tanto amarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario