sábado, 26 de enero de 2013

No te extraño.



No es que te extrañe. No te confundas.

No es que extrañe tu voz ni tus besos. No es que extrañe tus "te amo" ni tus buenos deseos. No es que extrañe nuestras esperanzas ni nuestros sueños.

Es que me extraño a mí. Me extraño a mí mismo. Extraño todo el esfuerzo que hacía por amarte y estar contigo. Extraño todas esas veces que no comía por ahorrar dinero para gastarlo en ti. Extraño esas veces que llevaba mi cargador a la calle sólo para que no se me acabara la batería y poder seguir hablando contigo. Extraño las veces que tenía frío por haber prestado mi abrigo. Extraño ser un soñador y extraño la sensación de unos dedos en mi ombligo.

No es que te extrañe. No te confundas.

No es que extrañe el sonido de tu risa. No es que extrañe cuando te ponías mi camisa. No es que extrañe cuando tu cabello se movía con la brisa.

Es que me extraño a mí. Extraño hablar todo el día con alguien. Extraño desvelarme todas las noches sin importarme que me regañen. Extraño llegar tarde a clases. Extraño ver películas con alguien. Extraño cantar y reír muchísimo como nadie. Extraño la sensación de hacer feliz y sacar una sonrisita al aire. Extraño ser cursi. Extraño decir como alguien luce.

No es que te extrañe. No te confundas.

No es que extrañe tus mentiras. No es que extrañe la forma en que me abrazas y me miras. No es que extrañe tu forma tan única de hacer tantos sonidos y tantos tipos diferentes de risas.

Es que me extraño a mí mismo escribiéndote. Es que me extraño a mí mismo cantándote. Es que me extraño a mí mismo hablándote. Es que me extraño a mí mismo pensándote. Es que me extraño a mí mismo admirándote. Es que me extraño a mí mismo desvelándome. Es que me extraño a mí mismo confiándote. Es que me extraño a mí mismo amándote.

Es que me extraño a mí mismo creyéndote. 

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