Me gustas tú.
Pienso en que me siento nervioso. Al momento de pisar frente
a ti tierra firme, siento como que estoy pisando el cielo o algún lugar donde
no existe nada triste. Es algo raro, tal vez un poquito extraño, pensarte todo
el tiempo como alguien normal, después estar un minuto frente a ti y empezar a
soñar, y no querer más que que ese momento sea de nunca acabar.
Sé que no me conoces mucho ni yo a ti, es algo que encuentro
fascinante y frustrante a la vez, no espero que nos conozcamos a la perfección
hoy mismo, sólo espero que nos comprendamos un poco, sólo espero tener una leve
idea de lo que piensas cuando estás conmigo.
Me di cuenta de lo mucho que me gustabas cuando de verdad te
encaré, mi corazón se aceleró tanto que temblé, sentí el miedo en mi cuerpo,
más no dudé, fui poquito valiente y lo afronté.
Creo que me gustas por la forma en que me haces sentir
cuando pasas y me saludas, por las veces que pienso en ti y me entran las
dudas; creo que me gustas porque te veo como alguien con quien podría contar
con su amor y con su ayuda.
Tal vez me gustes porque me encanta el color de tu pelo, tal
vez sean tus ojos que, ¡carajo! Son tan lindos y bellos, tal vez sean tus
mejillas todas infladitas, tus labios que parecen dinamita, el color de tu piel
o incluso tal vez sea que cuando te veo se me pone la piel chinita.
Empiezo a creer que tal vez no sea tal vez, empiezo a creer
que quizá no vea que me gustes, tal vez, ¡no! me gustas, me gustas tú, incluso
aún sin conocerte ya me gustabas, no por el físico, aunque estés bien guapa,
sino por la magia que en tus ojos yo una vez miraba, y que sin darme cuenta
muchísimo admiraba.
Entonces no creo en mí, al momento decir que creo que me
gustas, creo en mí cuando lo afirmo, porque tengo confianza en mí mismo, y
confió en que puedo aceptar que enamorado estoy contigo.